Cuando estás dando un masaje es importante que te sientas relajado, flexible y alerta, por lo que te resultará muy útil hacer antes unos cuantos ejercicios para soltarte. Lleva ropa suelta y cómoda, y reserva unos minutos para hacerlos, de forma que te puedas concentrar plenamente en lo que estás haciendo.
Respiratión
Cierra los ojos. Con los hombros relajados, realiza una aspiración por la nariz. Siente cómo baja hasta el abdomen. Al espirar, imagina que estás expulsando todo el estrés y la tensión de tu cuerpo. Repite varias veces hasta que te sientas más suelto y más tranquilo mentalmente.

Giro de cabeza
Baja la barbilla hacia el pecho y deja colgar la cabeza. A continuación gírala despacio hacia la izquierda dibujando un círculo grande, imaginando que es muy pesada. Cuando llegues de nuevo al pecho, gírala hacia el lado contrario. Siente cómo cada uno de los músculos del cuello se mueve mientras giras. Te ayudará a liberar todas las tensiones.

Inclinación de la cabeza hacia atrás
Con la barbilla de nuevo sobre el pecho, levanta despacio la cabeza y continúa el movimiento hasta que la hayas llevado hacia atrás todo lo posible, sin que te resulte incómodo. Relaja la mandíbula. A continuación levanta la cabeza deincbezspacio y vuelve a llevarla hacia el pecho. Levántala una vez más hasta que que de en posición erguida.

Inclinación lateral de la cabeza
Inclina la cabeza todo lo que puedas hacia un hombro, da otro estirón extra y a continuación levanta el hombro hasta tocar la oreja. Vuelve la cabeza a la posición central y repite hacia el otro lado.

Giro de hombros
Para completar la relajación de los hombros, encógelos todo lo que puedas subiéndolos hacia las orejas. Bájalos y gíralos hacia delante dibujando un círculo exagerado, hacia las orejas, hacia atrás y hacia abajo. Repite en dirección contraria. Ahora debes sentir los músculos bien estirados, relajados y mucho más sueltos.

Incorporación de la espalda
Sin separar los pies del suelo, déjate caer hacia delante manteniendo las rodillas, el cuello y los hombros relajados. Deja que los brazos y la cabeza cuelguen sueltos. A continuación ve incorporándote estirando la columna, empezando por las caderas. Siente cada vértebra durante el movimiento y deja los hombros y la cabeza para el final. Cuando te hayas incorporado completamente, deja que la cabeza encuentre su posición natural de equilibrio.

Sacudirse
iHa llegado el momento de sacudirse! En primer lugar, estira los brazos hacia arriba todo lo que puedas, relájalos y sacude uno de ellos primero y luego el otro. Todas las articulaciones deben estar sueltas y bien. Sostente sobre un pie y sacude la otra pierna. A continuación cambia de pie. Concéntrate en liberar toda la rigidez y la tensión de tus articulaciones.

Círculo con las caderas
Con los pies separados a una distancia equivalente a la anchura de los hombros, las rodillas ligeramente flexionadas y las manos sobre las caderas, dibuja lentamente un círculo moviendo las caderas hacia la izquierda. Debe ser un círculo exagerado hasta llegar a la posición inicial. Dibuja luego otro círculo generoso hacia la derecha. Esto te ayudará a aflojar la pelvis y la zona lumbar.

Arruga la cara
Para aflojar los músculos faciales, arruga la cara con todas tus fuerzas. Manten toda la tensión durante unos segundos y relájala de forma súbita, abriendo los ojos y la boca todo lo que puedas y sacando la lengua. Es un ejercicio estupendo para despertar todo tu sistema y hacer que estés más alerta.

Estiramiento de los dedos
Para relajar las manos, cierra los puños con fuerza, todo lo que puedas, con los dedos doblados sobre las palmas. A continuación relájalos de forma súbita, enderezando los dedos y separándolos todo lo que puedas. Repite con energía varias veces para ejercitar los músculos y las articulaciones.

Enfoque interior
Con el cuello y los hombros relajados, los pies separados a una distancia equivalente a la anchura de los hombros y las rodillas ligeramente dobladas, concéntrate en tu interior durante unos minutos. Concéntrate en adquirir una respiración, un cuerpo y una mente relajados. Siente cómo todas las tensiones se hunden en tu cuerpo lentamente y atraviesan las plantas de los pies hacia el suelo. Debes sentirte lleno de energía y relajado.
EL PODER DEL ESTIRAMIENTO
El estiramiento y el calentamiento son importantes para dar energía a tu cuerpo antes de trabajar sobre otra persona. Te ayudan a mantenerte flexible y sintonizado con tu cuerpo, así como a mejorar tu postura y tu facilidad de movimiento. Céntrate en estirar cada músculo, asegurándote de que también te sientes relajado interiormente. Debes estar plenamente concentrado en cada uno de los ejercicios que vayas realizando. Después de estirar, asegúrate de que relajas todos los músculos. Cuanto más a gusto te sientas con tu propio cuerpo, más podrá relajarse tu compañero.

Continuación: Sensibilidad